jueves, 27 de octubre de 2016

Descubren en Japón una planta que no florece ni hace la fotosíntesis

Un investigador japonés ha descubierto una nueva especie de planta en la isla subtropical de Kuroshima, frente a la costa meridional de Kyushu y en la prefectura de Kagoshima (al sur de Japón), a la que ha bautizado como «Gastrodia kuroshimensis» y que tiene la particularidad de que no florece ni hace la fotosíntesis.
Foto: Kenji Suetsugu

Kenji Suetsugu, profesor de la Universidad de Kobe (Japón), ha publicado su investigación en la revista «Phytotaxa», donde explica que el hallazgo de una nueva especie vegetal en esa parte del mundo es muy raro porque su flora ha sido analizada a fondo. Sin embargo, la «Gastrodia kuroshimensis» es un descubrimiento particularmente especial porque es a la vez micoheterótrofa (se nutre de los hongos que parasita, no de la fotosíntesis) y cleistógama (no florece y se autofecunda porque permanece cerrada).

Las plantas micorrizadas no fotosintéticas o micoheterotróficas, es decir, que se alimentan por los nutrientes que sus raíces reciben del micelio de los hongos, han atraído mucho la curiosidad de los botánicos y los micólogos.

Una característica común en la mayoría de ellas es su escasez extrema y su pequeño tamaño. Además, la mayoría de las especies se encuentran en el sotobosque de los bosques oscuros y sólo pueden descubrirse durante el periodo de floración, cuando los órganos sobre el suelo aparecen a través de la hojarasca.

Suetsugu trabaja en documentar la distribución y clasificación de las plantas micoheterotróficas en Japón. El pasado mes de abril, durante un viaje de investigación en los bosques de tierras bajas de Kuroshima, se encontró con un centenar de individuos de una especie desconocida de planta que no hace la fotosíntesis. Cogió una muestra y examinó detalladamente sus características morfológicas, y encontró que es una nueva especie.

Esta planta es cleistogáma porque se autofecunda. Este mecanismo de reproducción ha intrigado a los botánicos desde la época de Charles Darwin y ahora es reconocido como una importante forma de autopolinización que se encuentra en una amplia gama de taxones de plantas.

Fuente: Servimedia

Puedes consultar el artículo publicado en Phytotaxa en este enlace .




viernes, 7 de octubre de 2016

Cerrado por vacaciones

Estimados amigos… Nos tomamos unas semanas de vacaciones. A la vuelta retomaremos la actividad del blog, de los programas de radio, los artículos,…



¡Nos vemos pronto !
Javier Resines

jueves, 6 de octubre de 2016

El misterioso árbol que camina 20 metros al año

Socratea exorrhiza es el nombre científico de una especie que habita en las selvas tropicales de Sudamérica y América Central. Su gran altura, que puede alcanzar los 25 metros, no hace sino aumentar la impresión que causan la gran cantidad de raíces aéreas, nacidas a ras de suelo, que posee y que recuerdan a pequeñas piernas.


A finales del pasado año, el biólogo y periodista científico Karl Gruber viajó al Parque Nacional Sumaco Napo-Galeras, en Ecuador, con el objetivo de investigar  esta especie. Gruber afirma que la palmera puede desplazarse más de 20 metros al año. Esto ocurre cuando el suelo en el que se encuentra la planta se erosiona. Entonces forma nuevas raíces aéreas que alcanzan zonas adyacentes más estables y deja pudrir las originales. De este modo, si tras varios meses volvemos al lugar ya no encontraremos la palmera en el mismo sitio.


Peter Vrsansky, un experto en Paleobiología del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Academia de Ciencias de Eslovaquia Bratislava , afirma haber visto este fenómeno de primera mano.



A medida que el suelo se erosiona, del árbol crecen nuevas raíces largas que encuentran un terreno nuevo y más sólido. Entonces, poco a poco, ya que las raíces se asientan en el nuevo suelo y el árbol se dobla pacientemente hacia las nuevas raíces, las raíces viejas levantan lentamente en el aire. Todo el proceso de trasladarse a un nuevo lugar, en busca de  una mejor luz solar y un terreno más sólido puede llevar un par de años “.

A pesar de las palabras de Gruber y de Vransky, esta especie vegetal sigue sujeta a la controversia entre los científicos. Algunos sugieren que estas raíces son únicamente una adaptación de la palmera para vivir en las zonas pantanosas de la selva, por lo que el hecho de que camine no es más que un mito. Otros científicos apoyan la teoría caminante y sugieren que el desplazamiento es una estrategia que usa cuando otro árbol le cae encima y le permite buscar lugares más seguros. Incluso, se ha propuesto que la palmera sea capaz de buscar emplazamientos ricos en nutrientes, como aquellos en los que hay troncos podridos.