jueves, 30 de marzo de 2017

Las plantas crean los “círculos de hadas” del desierto de Namibia

Los llamados círculos de hadas son uno de los grandes misterios de la Naturaleza. Una nueva investigación recién publicada, avala la teoría de la auto-organización en la formación de estas extrañas formaciones cuyo origen trae de cabeza a los científicos de medio mundo.


Los círculos, de los que hay decenas de miles, se encuentran en el interior oriental del desierto de Namibia, que se extiende desde el sur de Angola hasta el norte de Sudáfrica. Varían en tamaño desde los 3,5 metros a los 34,7 metros y consisten en parches desnudos de suelo rodeado de anillos de hierba.

Los orígenes de los círculos es tratado en un artículo escrito por Lixin Wang, ecohidróloga de la Indiana University-Purdue University de Indianapolis, autora principal del estudio publicado en la revista Journal of Geophysical Research: Biogeosciences.

El estudio defiende la teoría de la auto-organización que explica que el patrón de vegetación circular es creado por la competencia por el agua escasa. Se cree que estas calvas filtran más las precipitaciones y actúan como reservorios de agua, a los que puede acceder la hierba a lo largo de los bordes del círculo.

Otra de las teorías principales esgrimidas sobre los círculos de hadas es que son creados y mantenidos por las termitas de arena, que limpian la vegetación en el área de sus nidos. Al hacer el suelo poroso, las termitas establecen reservorios permanentes de agua de lluvia por debajo de la superficie, que les sustentan a ellas y a las plantas de los alrededores. En enero de este mismo año, investigadores de las universidades de Princeton y New Jersey, reconciliaban estas dos soluciones más probables (el crecimiento autoregulado y la acción de las termitas) en una serie de simulaciones informáticas.

Por su parte, el equipo de investigación dirigido por Wang realizó extensas mediciones de la tasa de infiltración, la humedad del suelo, la hierba biométrica y la distribución del tamaño del grano de sedimentos de múltiples círculos y espacios entre ellos.


El equipo también encontró que las raíces de hierba alrededor de los círculos eran mucho más grandes en el interior del anillo de césped en comparación con el exterior. "Eso significa que la hierba pone sus raíces en el lado interior del anillo, compitiendo por el agua", dijo Wang en un comunicado. "Cuando llueve, el agua fluye hasta el borde de los círculos, donde las raíces de la hierba pueden tomar el agua para su uso.

 «Nuestra investigación proporciona nuevos conocimientos y los datos experimentales sobre los procesos ecohidrológicos asociados con círculos de hadas», señala. Además, el equipo trasladó a la zona a un experto en termitas para buscar evidencias de estos insectos en los círculos y «no había ninguna señal de actividad de termitas de arena en absoluto», asegura Wang. «Nuestros resultados parecen apoyar la teoría de la autorregulación de la formación de los círculos de hadas», escribieron los investigadores en su artículo.

Fuente: Ecoticias.com. Europa Press, El Pais, Abc.




jueves, 16 de marzo de 2017

Escucha “Árboles devoradores de hombres”, con Javier Resines

Ya puedes escuchar y descargar  “Árboles devoradores de hombres”, mi intervención del pasado sábado en Misterio en Red, el programa de radio dirigido y presentado por Esteban Palomo.

En el mismo viajamos hacia una época aventurera, heroica, bohemia, a medio camino entre los siglos XIX y XX, donde la fascinación por lo desconocido nos lleva a descubrir terribles historias de plantas devoradoras de humanos como protagonistas.


Recorremos todos los rincones de nuestro planeta rescatando algunas de las más increíbles historias de monstruos vegetales, llenas de sangre, dolor y miedo. Puedes escucharlo siguiendo este enlace.


sábado, 11 de marzo de 2017

Esta noche, Javier Resines en "Misterio en Red": Árboles devoradores de hombres...



Esta noche he sido invitado a participar en una nueva edición de Misterio en Red, el programa dirigido y presentado por Esteban Palomo. Trataremos un asunto que se mueve a medio camino entre lo legendario, el folklore, las tradiciones indígenas y los relatos procedentes de la época colonial, un tiempo en el que la aventura y la capacidad de sorpresa iban cogidas de la mano.



Hoy hablamos de árboles devoradores de hombres, seguramente la parte más extrema y sorprendente de la criptobotánica, el estudio de las especies vegetales desconocidas. Recorreremos remotas montañas e intrincadas selvas para descubrir que los relatos referentes a estos extraordinarios y carnívoros seres son mucho más frecuentes de lo que pensamos.

Escúchanos, a partir de las 23.00, en MetroRadio y en Radio 4G Málaga . No te lo vayas a perder…


lunes, 6 de marzo de 2017

Encuentran una flor de 3.000 años dentro de un hacha de la Edad de Bronce

Durante el pasado verano, el equipo de arqueólogos de DigVentures realizó excavaciones en determinado punto en las proximidades de la Bahía de Morecambe, en Lancashire, en el noroeste de Inglaterra. Un detector de metales fue capaz de advertir de la posición de un cincel en buen estado de conservación, abriendo el camino hacia un espectacular yacimiento que los expertos ubicaron enseguida en la Edad de Bronce.

Imagen: Dalya Alberge

Todo tipo de joyas y adornos, así como lanzas, hachas y otras armas, formaban parte de un tesoro que sedujo a los investigadores por su insólita variedad. Pero una de sus piezas más llamativas no fue descubierta hasta que el botín fue trasladado a los laboratorios para ser analizado. Uno de los arqueólogos encargados de esa tarea observó que una de las hachas tenía un hueco en un extremo de su mango. En su interior había una flor de cardo asombrosamente bien conservada.

La antigüedad que se atribuye al hacha en que estaba escondida la flor es de unos 3.000 años, de modo que podría ser también la edad de ésta. Lo más interesante es que el hallazgo provoca que los especialistas se planteen nuevas preguntas. Por lo general, esta clase de tesoros enterrados suelen encontrarse en lugares húmedos en los que las comunidades de la época solían asentarse, pero hasta ahora esas ofrendas eran esencialmente materiales. La presencia de la flor abre algunos interrogantes.

Imagen: Dalya Alberge

La excavación que condujo a este descubrimiento fue financiada parcialmente a través de un crowdfunding lanzado por DigVentures, una organización social fundada por tres arqueólogos que intentan que la crisis no paralice sus ganas de continuar investigando. Su éxito demuestra que sus esfuerzos durante los últimos años han merecido la pena.

Para saber más: