lunes, 4 de diciembre de 2017

Plantas espía para el ejército de Estados Unidos

La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa Estadounidense (DARPA), informa que el ejército de los Estados Unidos tiene un plan para crear una red inteligente de vegetales que serán utilizados para monitorizar el medio ambiente en busca de ataques químicos, pulsos electromagnéticos, agentes patógenos, radiación y amenazas nucleares.

Fuente: DARPA

El programa se llama Advanced Plant Technologies o APT, y DARPA espera crear una red de plantas autosostenible que pueda monitorearse remotamente en busca de cualquier señal de cambio ambiental. "Las plantas manifiestan naturalmente respuestas fisiológicas a estímulos básicos como la luz y la temperatura, pero también en algunos casos al tacto, productos químicos, plagas y patógenos", explica Blake Bextine de DARPA. “Estas podrían ayudar a mantener a los espías humanos fuera de peligro, y al mismo tiempo no costarían tanto ni requerirían el mismo nivel de mantenimiento que los sensores de hardware estándar.”

DARPA afirma que la tecnología existente es capaz de observar a distancia los cambios en la
temperatura de la planta, la composición y los reflejos de la luz, pero para conseguir unos espías infalibles, la agencia planea alterar el material genético de modo que ciertos factores ambientales den como resultado ciertas respuestas biológicas que puedan ser recogidas por satélite o utilizando otros tipos de tecnología de monitoreo remoto. Todo ello sin que las alteraciones genéticas dañen la capacidad de las plantas para reproducirse y protegerse de microbios, insectos y otras plantas.

Así, estos nuevos espías podrían llegar a reconocer patógenos en el aire o incluso ser utilizados para detectar minas terrestres. Ahora la agencia está invitando a los investigadores a proponer modificaciones potenciales para las plantas y es probable que pasen varios años antes de que las veamos hacer el trabajo de los agentes especiales. Antes de que eso pase, afirman, se realizarán pruebas de laboratorios e invernaderos con la supervisión de los reguladores y los grupos de bioseguridad.


Para saber más:




martes, 21 de noviembre de 2017

Descubren una planta que sabe a patatas fritas

Un equipo formado por miembros de la University of Western Australia, ha descubierto una nueva especie vegetal que sabe a patatas fritas con sal y vinagre.

La nueva especie descubierta

La planta es una  variedad de spinifex, un tipo de matojo típico del desierto australiano, que debe su nombre al hecho de que sus hojas son puntiagudas como espinas y que se caracteriza por su capacidad para adaptarse a los ambientes más secos y áridos. Hasta la fecha, se han descubierto 64 variedades diferentes de este vegetal.

Los investigadores explican en un estudio recientemente publicado, que el singular sabor procede de unas gotas que se encuentran en el interior de los finos tallos de esta planta. Dichas gotas son -en algunos casos- completamente cristalinas y, en otros, se asemejan a un líquido viscoso, dependiendo de la sequedad de la planta. 

En ambos casos, son solubles al agua y pueden extraerse fácilmente de la misma. Respecto a su composición, tras analizarla, los científicos detectaron una mezcla de sal, azúcares y proteínas, responsables de ese peculiar e inesperado sabor.

Puedes leer el estudio completo  en este enlace.


sábado, 9 de septiembre de 2017

Investigan la posible existencia de nuevas especies en cuevas de la Antártida.

Un grupo de científicos de la Universidad Nacional Australiana, cuya investigación acaba de ser publicada en la revista Polar Biology, creen en la posibilidad de que se puedan encontrar animales y plantas vivas –incluso de especies desconocidas– en cuevas ubicadas bajo los glaciares de la Antártida.

Interior de las cavidades de monte Erebus.
Foto: Michael S. Becker/AFP

Según el estudio, existen varias evidencias que inducen a investigar esa posibilidad. Así, por ejemplo, el vapor del monte Erebus -volcán activo que se encuentra en la isla de Ross- ha creado “sistemas extensos de cuevas” en las que los científicos australianos han hallado, tras analizar los suelos, rastros del ADN de algas, musgos y pequeños animales.

Estas pruebas de ADN se corresponden con las de organismos similares encontrados en otras partes de la Antártida, si bien todavía no se ha logrado identificar algunas de ellas. El resultado indica que podrían existir especies desconocidas bajo el hielo antártico, según Ceridwen Fraser, líder del grupo de científicos. “Las temperaturas dentro de estas cuevas pueden alcanzar hasta 25 grados”, estima.

Cueva en la zona de Monte Erebus
Foto: Joel Bensing/AFP

Por su parte, Laurie Connell, profesora de la Universidad de Maine (EE.UU.), matizó las expectativas y sostuvo que las pruebas de ADN encontradas no prueban de manera “definitiva” que haya vida en las cuevas. El próximo paso será investigar de manera más detallada este territorio subterráneo, afirmó. Si se confirma que hay especies desconocidas bajo los glaciares, el hallazgo “abrirá las puertas a un mundo nuevo y emocionante”, concluyó.

Estaremos muy atentos a los nuevos hallazgos que puedan llegarnos desde esta remota parte del planeta…

Para saber más:



viernes, 4 de agosto de 2017

Recrean la primera flor que existió en el planeta

Un equipo de científicos internacional ha reconstruido el aspecto de la primera flor de la Tierra, la que dio origen a las que han llegado hasta nuestros días.

Según publica el portal IBTimes, las plantas con flor constituyen cerca del 90% de todas las plantas del planeta. Su predecesor común existía hace unos 140 millones de años, en la época en la que convivía con los dinosaurios.


Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications ha revelado un modelo 3D que refleja la sugerencia de los investigadores sobre la primera flor. En el estudio se ha empleado una base de datos con características florales con 13.444 rasgos de  792 especies diferentes. Los investigadores han analizado los atributos de las plantas actuales para rastrear lo que tienen en común y arrojar algo de luz sobre su evolución.

"Una cuestión clave en la biología evolutiva se refiere al origen de las angiospermas y de su más importante estructura definitoria, la flor", escriben los autores, dirigidos por Hervé Sauquet de la Universidad del Sur de París.



"Este enfoque nos permite descubrir pistas importantes sobre el origen y la posterior diversificación de la flor, proporcionando estimaciones de lo que eran las flores en momentos clave en el tiempo", concluyen.


El estudio estima que las primeras flores tenían los dos sexos, en lugar de poseer sólo un sexo como en la actualidad. Además de tener diez pétalos, la flor también tenía probablemente más de diez estambres (la parte masculina de la flor) y cinco carpelos (la parte femenina de la flor). Ninguna otra flor viva tiene la combinación exacta de características de esta flor.

Aún así, el estudio no describe de manera concluyente las primeras flores. Próximos descubrimientos en el registro fósil podrían dar a los científicos una visión mucho más clara de cómo fueron las primeras flores.

Para saber más:

·         Artículo publicado en Nature.


domingo, 16 de julio de 2017

Cine Criptobotánico (V): El ataque de los tomates asesinos (1978)


Continuando con nuestra serie dedicada a los vegetales asesinos en el séptimo arte, hoy vamos a proyectar posiblemente una de las peores películas que la historia del cine ha producido.  Se trata de El ataque de los tomates asesinos, dirigida por el debutante John de Bello en 1978, quien se basó en un cortometraje anterior firmado por él mismo años atrás.

El film, con un presupuesto de sólo 90.000 dólares, fue rodado con excedentes de rollo de celuloide en 25 mm y no obtuvo buenas críticas en su estreno. Tras verla, ya sabrán por qué…


Curiosamente, con el paso del tiempo, se ha convertido en una película de culto para los amantes de este género a medio camino entre la comedia, el terror, el gore light...

El argumento es, al menos, atrevido. Un grupo de tomates modificados genéticamente cobra vida y está asesinando a los humanos. Se sospecha que todo está provocado por un pesticida creado por un loco que quiere tomar el control del mundo. Ante esta situación, el gobierno de Estados Unidos reúne a un grupo de élite para frenar la terrible amenaza.

A pesar de la mala dirección, de los pésimos interpretes, de los fallos de raccord, de los recursos
técnicos de juguete y de los mil y un fallos que tiene, la peli asegura hora y media de entretenimiento. ¿El motivo? Creo que disfrutamos sufriendo, sinceramente.


No contento con el subproducto que acababa de engendrar, de Bello creó una especie de saga tomatera con títulos como El retorno de los tomates asesinos (1988),  Los tomates asesinos se comen Francia (1991) y Los tomates asesinos atacan de nuevo (1991), además de una serie de TV de igual nombre que el original, emitida en 1990. Pero, créanme, con ver la primera ya tienen más que suficiente para hacerse una idea. A disfrutarla:


Ficha técnica:

Título original: Attack of the Killer Tomatoes!
Año: 1978
Duración: 87 min.
País: Estados Unidos
Director: John De Bello
Guion: John De Bello, Costa Dillon
Música: Gordon Goodwin, Paul Sundfor
Fotografía: John K. Culley
Productora: Four Square Productions

Para saber más:

  • Web oficial, con contenidos extra, descargas, tienda, …

viernes, 2 de junio de 2017

Árboles milenarios en España (II): La Olivera Grossa, de Villajoyosa

Continuamos con nuestra serie dedicada a los árboles más antiguos de España trasladándonos a la provincia de Alicante. En el municipio de Villajoyosa encontramos un espécimen singular, llamado La Olivera Grossa, un olivo (Olea europea) de cerca de 1400 años de antigüedad.


Esta es la edad que le concede el  Catálogo de árboles monumentales y singulares de la Comunidad Valenciana, aunque algunos estudiosos calculan que su edad podría rondar los 2500 años, algo que parece a todas luces exagerado, mientras otros creen que sólo cuenta con unos 700 años…
El ejemplar, situado en la pedanía de Sant Antoni e imponente de todos modos, tiene algo más de 7.50 metros de altura y un grosor en su enrevesada y extraña base de 9.35 metros.

Un árbol de leyenda

La Olivera grossa está envuelta en curiosas tradiciones cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. Una de ellas cuenta que tener un trozo de su singular tronco atrae la buena suerte para quien lo posea.

Otra de las historias relacionadas con el milenario olivo narra que -durante la invasión musulmana-
una joven cristiana y un apuesto joven árabe se enamoraron. Su amor era tremendamente difícil por causa de las diferencias sociales, ideológicas y religiosas de sus familias. A pesar de esta oposición, la pareja se veía cada noche junto a un enorme olivo que actualmente lleva a la Ermita de Sant Antoni.  Ya se imaginan el lugar, ¿cierto?

Un día fueron descubiertos y les prohibieron volver a verse. Pero una noche -la última- se reunieron en el olivo bajo la luz de la luna. Cada uno de ellos llevaba un anillo, símbolo de unidad, y los arrojaron al interior de los nudos de la raíces. Según la leyenda, esos anillos continúan estando en el interior de este enorme árbol.

¿Cómo visitarlo?

La Olivera grossa se encuentra en una parcela agrícola, junto a un camino asfaltado, sobre el margen que separa a ambos. A pesar de encontrarse en una finca privada, podemos  admirarlo desde el camino colindante.

Para ello, hay que llegar a Villajoyosa por la N-332 tomando la salida que indica “Sella-La Villa Joiosa/Villajoyosa”.  Esta salida nos dejará en una rotonda. Salimos por la indicación de  CV-770 y a unos 500 metros tomamos un camino a la izquierda.

Un poco más adelante, tras dejar a nuestra derecha un cruceiro, veremos un nuevo y estrecho camino. Lo tomamos y a 250 metros estará esperándonos La Olivera Grossa.

Por si acaso, estas son las coordenadas GPS: 30S5740261.88  E4267571.02

Os dejamos con este vídeo realizado por Julio Asunción:



Fuentes: lacantimploraverde.es, alicantevivo .org, olearum.es, Julio Asunción y elaboración propia.


martes, 23 de mayo de 2017

Top 10 de especies descubiertas en 2016. Entre ellas, dos vegetales…

Un saltamontes rosa brillante y una araña con forma de sombrero de mago con increíbles dotes para el camuflaje, plantas que sangran y orquídeas que recuerdan a la representación del diablo junto a un par de animales con cientos de pies son algunas de las especies Top10 descubiertas en 2016. Como cada año el comité liderado por el doctor Quentin D. Wheeler, del Internationl Institute of Species Exploration (IISE) en el que participa el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), Antonio García Valdecasas, elabora esta lista que nos recuerda la importancia que tiene conocer y clasificar la biodiversidad.

Solanum ossicruentum

Completan esta relación una raya de agua dulce descubierta en el río brasileño Tocantins -que alberga 350 especies endémicas de sus aguas-un gusano marino, una hormiga espinosa, una rata que, frente a sus parientes carnívoras, ha aprendido a disfrutar de una dieta omnívora y un arbusto que produce frutos “que sangran”.

Este año se cumplen 10 años desde que comenzó a elaborarse este listado. "En estos años se han descubierto y nombrado cerca de 200.000 especies. Lamentablemente la noticia no se queda ahí, sino que hay que recordar un año más, la crisis de la biodiversidad en la que estamos inmersos y que hace que las especies se extingan sin darnos tiempo a descubrirlas", explica Quentin D. Wheeler.

Telipogon diabolicus
"Con esta iniciativa tratamos de concienciar sobre la importancia de seguir conociendo y poder así proteger la incalculable biodiversidad que nos rodea. Cada especie es un tesoro que nos descubre diferentes estrategias para sobrevivir, pero solo conocemos una pequeña parte. Ordenarlas por parentesco, nombrarlas y conocer, tanto su forma de vida, como sus áreas de distribución, es la única forma posible de entender el desarrollo de la vida sobre nuestro planeta y aprender a protegerla", explica Antonio G. Valdecasas, del MNCN.

La lista se publicó el pasado sábado para celebrar el aniversario de Carlos Linneo, botánico sueco del siglo XVIII considerado padre de la taxonomía moderna. Las cifras varían, pero según los científicos quedan alrededor de 12 millones de especies por descubrir, cinco veces más de las que ya se conocen.

Puedes consultar la lista top 10 completa en este enlace.

Fuente: MNCN-CSIC

domingo, 14 de mayo de 2017

Conferencia: “El árbol de los gansos y otros animales-vegetales”, de Juan Junoy

Este martes día 16, Juan Junoy, del Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá, imparte una conferencia bajo este interesante título en el que hablará sobre la verdad que hay tras esta curiosa  historia medieval y acerca de otros casos de animales-vegetales que pueblan los relatos sobre zoología fantástica.

El árbol de los gansos. “Cosmographie Universelle” Munster, 1552.

La charla tendrá lugar en el Whelan´s Irish Pub (calle Corral de la Sinagoga s/n, Alcalá de Henares) a partir de las 19.30 horas. Entrada gratuita.

Para saber más:



miércoles, 10 de mayo de 2017

Árboles devoradores de hombres (V): El árbol eléctrico de Nueva Guinea

En el capítulo de hoy, nuestra serie dedicada a los árboles devoradores de hombres nos traslada imaginariamente al otro confín del mundo. Las intrincadas selvas de Nueva Guinea nos esperan para mostrarnos la historia de una espeluznante criatura capaz de matar por medio de descargas eléctricas. Su nombre, Elessia eléctrica. El momento, finales del siglo XIX, una época llena de fabulosas aventuras relacionadas con lo más oculto del mundo vegetal…

Lugar aproximado donde se encontró Elessia electrica

El 6 de octubre de 1885, una expedición alemana comandada por el teniente Von Immer Gassende y un científico de apellido Kümmel, desembarca en una bahía al este del cabo Della Torre de la entonces Nueva Guinea Alemana, con el vapor-correo francés Salazie, procedente de Sidney.

Tras un agotador viaje de doce días hacia el interior de la isla, durante los que tuvieron que soportar enjambres de temibles mosquitos, zonas pantanosas, amenazadoras criaturas y la hostilidad de los nativos, la expedición descubre una meseta de vegetación menos densa e insalubre, situada a unos 1500 metros de altitud.

Nada más llegar, el grupo se vio sorprendido por la presencia de numerosos esqueletos de animales esparcidos en los claros del bosque. El silencio era casi total y la brújula que les ayudaba a guiarse comenzó a fallar como si estuviera “completamente borracha”, en palabras del teniente Von Immer.

¿Un cementerio de animales en mitad de una anomalía magnética?

El Dr. Kümmel, la persona encargada en la expedición de catalogar posibles nuevas especies de animales y plantas, encontró algo sorprendente en el lugar. En uno de estos claros sobresalía la figura de un árbol de gran tamaño perteneciente a una especie desconocida. La criatura estaba rodeada de extrañas raíces con pústulas que sobresalían del suelo, rodeando al árbol como si de un sistema de defensa se tratara.

El vapor-correo Salazie en el puerto de Marsella

Sabiendo que estaba ante una especie sin catalogar, Kümmel ordenó a uno de los seis soldados que les acompaña que cortara una de las pústulas con su machete. En su interior, la protuberancia presentaba un curioso núcleo negro y duro. El doctor, que nunca había visto nada igual, fue a recoger la muestra cuando -de repente- gritó de dolor, cayendo aturdido al suelo al recibir una potente descarga eléctrica. Otro de los miembros de la expedición,  tomó el trozo de árbol y sufrió la misma suerte.

A pesar de lo sucedido,  decidieron realizar un experimento. Como no tenían un galvanómetro a mano, tomaron un alambre de cobre doblado y lo colocaron en cada extremo del núcleo. Al hacerlo,  éste generó una violenta explosión de energía eléctrica, lo suficientemente fuerte como para quemar el alambre. El extraño árbol tenía corriente propia…

En su diario de viaje, Von Immer escribió lo siguiente sobre el curioso espécimen: "Cada rama del árbol presentaba núcleos similares, los cuales parecían hacer circular corriente por todo su organismo. No sé cómo ni cuanta energía podía almacenar, pero debo decir que era lo suficiente para derribar a un hombre adulto. Hicimos muchos más experimentos en el árbol, y lo habríamos cortado, pero parecía un trabajo peligroso para emprender. Vimos muchos más del mismo tipo más allá, un bosque entero, de hecho”.

Nueva Guinea Alemana
(1885-1918)
Un regreso precipitado…

A pesar de esta afirmación, se cree que se tomaron muestras de la criatura (de sus semillas, núcleos y ramas) y se llevaron de regreso a Alemania, donde se perdió su pista. Por desgracia, los expedicionarios tuvieron que volver apresuradamente a su barco a causa de la repentina enfermedad de Von Immel, aquejado de una cruel y peligrosa fiebre.


Ya en el barco de vuelta, el químico de a bordo analiza el núcleo de las protuberancias, concluyendo que se trata de un tipo de carbón muy puro con unas pequeñas trazas de ceniza.

Tiempo después, el Dr. Kümmel especuló con que el extraño árbol era el causante necesario de la presencia de los esqueletos de animales en la zona, a los que habría matado mediante sus descargas eléctricas. Bautizó a la nueva especie como Elassia eléctrica, por su inusual característica, pero jamás se encontró otro ejemplar para dar veracidad a su historia.


jueves, 20 de abril de 2017

Conferencia “Los misterios de las plantas”, por Alfonso Hernández.

La conferencia, organizada  por la Sociedad Española de Parapsicología y la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares, fue impartida en la Casa de Cantabria de Madrid por Alfonso Hernández el pasado día 30 de marzo.

Gracias al esfuerzo de los compañeros de Divulgadores del Misterio (a los que desde aquí queremos reconocer su estupenda labor de difusión) tenemos la oportunidad de ver la charla completa en su página web.

Alfonso Hernández durante la conferencia

Hernández, Ingeniero de Telecomunicaciones y Arquitecto de Sistemas, nos habla sobre los distintos misterios que rodean al mundo vegetal: telepatía, inteligencia en las plantas, comunicación con ellas…, una inquietante realidad fronteriza que puedes descubrir en este enlace.

miércoles, 5 de abril de 2017

Cine Criptobotánico (IV): La tienda de los horrores (1960)

Hoy traemos a nuestro blog la cuarta entrega de la serie que relaciona la Criptobotánica con el Séptimo Arte. Y lo hacemos con todo un clásico de 1960, La tienda de los horrores, dirigida Roger Corman e interpretada por Jonathan Haze, Mel Welles, Jackie Joseph y un jovencísimo Jack Nicholson.

La trama se centra en Seymour Krelboin (Jonathan Haze), un joven dependiente de una floristería de Los Ángeles, que está enamorado de su compañera Audrie (Jackie Joseph), quien sale con un sádico dentista.

Un día, justo después de un extraño eclipse, compra una rara planta, a la que bautiza como Audrie II. La planta crece rápidamente, gracias a que Seymour le proporciona el sangriento alimento que necesita, y se convierte en toda una atracción para los cada vez más numerosos clientes de la tienda.
Una planta sedienta de sangre humana en una modesta, tosca, velozmente rodada e ingeniosa producción que –como suele ser habitual-pasó desapercibida en su momento y llegó a convertirse en un clásico del cine de terror con el paso del tiempo.

En 1986, Frank Oz dirigió una nueva versión a partir del musical de Broadway, protagonizada por Rick Moranis, que obtuvo dos nominaciones a los Óscar. Incluso Warner prepara para los próximos meses una nueva adaptación de la película que ha encargado al director Greg Berlanti.

Silencio… llega Audrey…



Ficha técnica:

Título original: The Little Shop of Horrors
Año: 1960
Duración: 72 min.
País: Estados Unidos
Director: Roger Corman
Guión: Charles Griffith
Música: Fred Katz & Ronald Stein
Fotografía: Archie R. Dalzell
Reparto: Jonathan Haze, Mel Welles, Jackie Joseph, Dick Miller,  Myrtle Vail,  Leola Wendorff, Jack Nicholson
Productora: Filmgroup / Santa Clara Productions


jueves, 30 de marzo de 2017

Las plantas crean los “círculos de hadas” del desierto de Namibia

Los llamados círculos de hadas son uno de los grandes misterios de la Naturaleza. Una nueva investigación recién publicada, avala la teoría de la auto-organización en la formación de estas extrañas formaciones cuyo origen trae de cabeza a los científicos de medio mundo.


Los círculos, de los que hay decenas de miles, se encuentran en el interior oriental del desierto de Namibia, que se extiende desde el sur de Angola hasta el norte de Sudáfrica. Varían en tamaño desde los 3,5 metros a los 34,7 metros y consisten en parches desnudos de suelo rodeado de anillos de hierba.

Los orígenes de los círculos es tratado en un artículo escrito por Lixin Wang, ecohidróloga de la Indiana University-Purdue University de Indianapolis, autora principal del estudio publicado en la revista Journal of Geophysical Research: Biogeosciences.

El estudio defiende la teoría de la auto-organización que explica que el patrón de vegetación circular es creado por la competencia por el agua escasa. Se cree que estas calvas filtran más las precipitaciones y actúan como reservorios de agua, a los que puede acceder la hierba a lo largo de los bordes del círculo.

Otra de las teorías principales esgrimidas sobre los círculos de hadas es que son creados y mantenidos por las termitas de arena, que limpian la vegetación en el área de sus nidos. Al hacer el suelo poroso, las termitas establecen reservorios permanentes de agua de lluvia por debajo de la superficie, que les sustentan a ellas y a las plantas de los alrededores. En enero de este mismo año, investigadores de las universidades de Princeton y New Jersey, reconciliaban estas dos soluciones más probables (el crecimiento autoregulado y la acción de las termitas) en una serie de simulaciones informáticas.

Por su parte, el equipo de investigación dirigido por Wang realizó extensas mediciones de la tasa de infiltración, la humedad del suelo, la hierba biométrica y la distribución del tamaño del grano de sedimentos de múltiples círculos y espacios entre ellos.


El equipo también encontró que las raíces de hierba alrededor de los círculos eran mucho más grandes en el interior del anillo de césped en comparación con el exterior. "Eso significa que la hierba pone sus raíces en el lado interior del anillo, compitiendo por el agua", dijo Wang en un comunicado. "Cuando llueve, el agua fluye hasta el borde de los círculos, donde las raíces de la hierba pueden tomar el agua para su uso.

 «Nuestra investigación proporciona nuevos conocimientos y los datos experimentales sobre los procesos ecohidrológicos asociados con círculos de hadas», señala. Además, el equipo trasladó a la zona a un experto en termitas para buscar evidencias de estos insectos en los círculos y «no había ninguna señal de actividad de termitas de arena en absoluto», asegura Wang. «Nuestros resultados parecen apoyar la teoría de la autorregulación de la formación de los círculos de hadas», escribieron los investigadores en su artículo.

Fuente: Ecoticias.com. Europa Press, El Pais, Abc.




jueves, 16 de marzo de 2017

Escucha “Árboles devoradores de hombres”, con Javier Resines

Ya puedes escuchar y descargar  “Árboles devoradores de hombres”, mi intervención del pasado sábado en Misterio en Red, el programa de radio dirigido y presentado por Esteban Palomo.

En el mismo viajamos hacia una época aventurera, heroica, bohemia, a medio camino entre los siglos XIX y XX, donde la fascinación por lo desconocido nos lleva a descubrir terribles historias de plantas devoradoras de humanos como protagonistas.


Recorremos todos los rincones de nuestro planeta rescatando algunas de las más increíbles historias de monstruos vegetales, llenas de sangre, dolor y miedo. Puedes escucharlo siguiendo este enlace.


sábado, 11 de marzo de 2017

Esta noche, Javier Resines en "Misterio en Red": Árboles devoradores de hombres...



Esta noche he sido invitado a participar en una nueva edición de Misterio en Red, el programa dirigido y presentado por Esteban Palomo. Trataremos un asunto que se mueve a medio camino entre lo legendario, el folklore, las tradiciones indígenas y los relatos procedentes de la época colonial, un tiempo en el que la aventura y la capacidad de sorpresa iban cogidas de la mano.



Hoy hablamos de árboles devoradores de hombres, seguramente la parte más extrema y sorprendente de la criptobotánica, el estudio de las especies vegetales desconocidas. Recorreremos remotas montañas e intrincadas selvas para descubrir que los relatos referentes a estos extraordinarios y carnívoros seres son mucho más frecuentes de lo que pensamos.

Escúchanos, a partir de las 23.00, en MetroRadio y en Radio 4G Málaga . No te lo vayas a perder…


lunes, 6 de marzo de 2017

Encuentran una flor de 3.000 años dentro de un hacha de la Edad de Bronce

Durante el pasado verano, el equipo de arqueólogos de DigVentures realizó excavaciones en determinado punto en las proximidades de la Bahía de Morecambe, en Lancashire, en el noroeste de Inglaterra. Un detector de metales fue capaz de advertir de la posición de un cincel en buen estado de conservación, abriendo el camino hacia un espectacular yacimiento que los expertos ubicaron enseguida en la Edad de Bronce.

Imagen: Dalya Alberge

Todo tipo de joyas y adornos, así como lanzas, hachas y otras armas, formaban parte de un tesoro que sedujo a los investigadores por su insólita variedad. Pero una de sus piezas más llamativas no fue descubierta hasta que el botín fue trasladado a los laboratorios para ser analizado. Uno de los arqueólogos encargados de esa tarea observó que una de las hachas tenía un hueco en un extremo de su mango. En su interior había una flor de cardo asombrosamente bien conservada.

La antigüedad que se atribuye al hacha en que estaba escondida la flor es de unos 3.000 años, de modo que podría ser también la edad de ésta. Lo más interesante es que el hallazgo provoca que los especialistas se planteen nuevas preguntas. Por lo general, esta clase de tesoros enterrados suelen encontrarse en lugares húmedos en los que las comunidades de la época solían asentarse, pero hasta ahora esas ofrendas eran esencialmente materiales. La presencia de la flor abre algunos interrogantes.

Imagen: Dalya Alberge

La excavación que condujo a este descubrimiento fue financiada parcialmente a través de un crowdfunding lanzado por DigVentures, una organización social fundada por tres arqueólogos que intentan que la crisis no paralice sus ganas de continuar investigando. Su éxito demuestra que sus esfuerzos durante los últimos años han merecido la pena.

Para saber más:


martes, 14 de febrero de 2017

Árboles devoradores de hombres (IV): El octópodo del Mato Grosso

Qué duda cabe que el Amazonas es una región abonada al misterio. Su enorme extensión junto a lo inexplorado de su territorio hace que –desde antiguo- nos lleguen informes relativos a tribus perdidas, civilizaciones desconocidas, monstruos prehistóricos y, por supuesto, árboles devoradores de hombres.

Este es el caso del conocido como octópodo o árbol diablo, citado por vez primera en 1932 a consecuencia de una expedición preparada exclusivamente para capturar un ejemplar vivo de esta especie. Al frente de la misma se encontraba el capitán británico Thomas W. H. Sarll, propietario de una  extensa finca cerca del rio Ash, en Middlesex, cuya intención era llevar a Inglaterra una de estas temibles criaturas.

Para ello, compró un en su Inglaterra natal un lugger, un pequeño barco pesquero, con el que explorar ciertos ríos tributarios del gran Amazonas y dar con el monstruo, al que describe con una forma parecida a un pulpo. El árbol tendría una serie de tentáculos semiescondidos  y apartados de la luz, permanentemente al acecho de animales y hombres.

Según su experiencia (parece que Sarll habría visitado la zona previamente) había escuchado relatos en los que indios y blancos fueron atrapados por este árbol, del que era imposible zafarse, y habían terminado muriendo de hambre o de miedo, momento en el que el monstruo aprovechaba para devorar a sus víctimas.

 En el verano de 1932, Sarll y su grupo se adentró en el Amazonas… para no saber nunca más de ellos. Tal vez encontraron el ansiado árbol y sucumbieron a él o fueron víctimas de cualquiera de los numerosos peligros más prosaicos que les podían acechar en esa inhóspita tierra. Lo cierto es que en el Herbarium de Kew, en Londres, se les esperaba con impaciencia, pero no regresaron…

Octopus tree situado en Oregon. Singular, pero nada peligroso.


Harold T. Wilkins
También tenemos una somera descripción de este árbol gracias a la labor del periodista británico especializado en misterios Harold T. Wilkins que lo describe tanto en su obra  "Mysteries of ancient South America” (1945) –en el que recoge datos sobre la Expedición Sarll - como en “Secret cities of old South America”, publicada en 1952.


La criatura tendría el  tamaño de un sauce y esconde sus ramas en las profundidades del suelo o entre la maleza de alrededor. Cuando algún desafortunado tropieza con él, la planta lanza sus ramas y atrapa a la víctima con sus zarcillos estranguladores.

Para conocer más sobre esta extraña criatura, puedes leer y descargar la primera de las obras de Wilkins en este enlace.


lunes, 30 de enero de 2017

¿Pueden ver las plantas?

© Thomas Fuchs

Este es el sugerente asunto de un artículo publicado por Marta Zaraska en el número de enero de la revista Investigación y Ciencia.

El artículo revisa una idea que no es nueva en absoluto pues las primeras investigaciones en este sentido datan de principios del siglo XX cuando Francis Darwin sugirió que las hojas de las plantas poseen un órgano al que llamó ocelo, una curiosa combinación de células lenticulares y fotosensibles.

El artículo completo, con las últimas conclusiones sobre los estudios de visión en el reino vegetal, puedes leerlo gratuitamente en este enlace .

Para saber más:





martes, 10 de enero de 2017

Cine criptobotánico (III): Devoramujeres (1958)




Tercera entrega de la serie que relaciona el séptimo arte con la Criptobotánica. En esta ocasión, viajamos en el tiempo hacia 1958 para deleitarnos con una auténtica rareza dirigida por el prolífico director británico Charles Saunders.




Devoramujeres, o The woman eater en su versión original, cuenta la historia del Dr. Moran. En una expedición a la selva amazónica, descubre una tribu de nativos que adora a un terrible árbol que se alimenta de la sangre de las mujeres y genera un líquido que puede devolver la vida a los muertos.

Cinco años más tarde, el científico –enloquecido ante lo que ha visto- captura una de estas plantas y la lleva consigo a Londres con la intención de experimentar con ella y con jóvenes mujeres…


Serie B (o más bien Z), Mad Doctors, plantas asesinas y bellas chicas en una película de bajo presupuesto que no te dejará indiferente y que fue muy mal acogida por la crítica del momento…

Puedes verla en versión original en el siguiente vídeo:


Y, si lo deseas, puedes descargar la película (con subtítulos en español) en este enlace de clasicosendd, a cuyo responsable queremos agradecer la magnífica labor de recuperación y difusión de cine clásico que viene realizando.

Ficha técnica:

Título original: The Woman Eater
Año: 1958
Duración: 70 min.
País: Reino Unido
Director: Charles Saunders
Guión: Brandon Fleming
Música: Edwin Astley
Fotografía: Ernest Palmer
Reparto:  George Coulouris, Robert MacKenzie, Norman Claridge, Marpessa Dawn, Jimmy Vaughn, Joyce Gregg, Harry Ross, Sara Leighton, Edward Higgins
Productora:  Fortress Film Productions Ltd.