martes, 10 de marzo de 2020

Los árboles se comunican entre sí mediante una compleja red subterránea


Esta es la afirmación de Suzanne Simard, silvicultora y profesora de Ecología. En su opinión, y tras varios experimentos, al igual que ocurre con los humanos, los árboles son criaturas extremadamente sociales, completamente dependientes unos de otros para su supervivencia y, como sucede entre nosotros, la comunicación es clave.


Después de que los científicos descubrieran que las raíces de los pinos podían transferir carbono a otras raíces de pinos en un laboratorio, Simard se propuso averiguar cómo lo hicieron.

Lo que ha descubierto es una vasta red de raíces de hongos con forma de cabello -una súper autopista de información- que permite a los árboles comunicar mensajes importantes a otros miembros de su especie y a otras especies relacionadas, de modo que el bosque se comporte como "un solo organismo".

Detalle del experimento
de Simard
La idea, muy arriesgada, no cosechaba simpatías entre sus colegas. Así que, SImard encontró fondos para la investigación y realizó los experimentos ella misma,  plantando 240 abedules, abetos y cedros en un bosque canadiense. Cubrió las plántulas con bolsas de plástico y las llenó con varios tipos de gas de carbono.

Una hora después se quitó las bolsas, pasó el contador Geiger sobre sus hojas y, lo que sucedió, nos lo cuenta ella misma en esta conferencia (en inglés, con subtítulos en castellano):  


El trabajo de Simard ha servido para demostrar que los árboles también son  cooperadores. Se comunican enviándose  señales químicas y hormonales entre sí a través del micelio, para determinar qué árboles necesitan más nutrientes y qué árboles tienen algo de sobra, enviando los elementos de un lado a otro hasta que todo el bosque está equilibrado. "La red es tan densa que puede haber cientos de kilómetros de micelio interconectados", dice Simard.



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